Recreación de la fachada del Teatro Cervantes para el proyecto de Heliopausa |
El Teatro Cervantes es el espacio
escénico más antiguo que se conserva y es un referente sentimental para muchas
generaciones de sevillanos.
El sábado 18 de octubre de 1.873 tenía
lugar la inauguración del Teatro Cervantes. Este Teatro, que aún subsiste como sala
cinematográfica, su estilo decorativo es propio del Segundo Imperio, tiene
planta en herradura y tres pisos volados sin soportes, un alarde técnico para
aquella época. Su planta, de semicírculo, se debe al arquitecto Juan Talavera
de la Vega. Su aforo era de 2.500 espectadores.
El día de su estreno presentaba un
aspecto brillante, totalmente abarrotado de público, ya que todas las
localidades se habían agotado unos días antes. Se representó la comedia de Lope
de Vega “La dama boba”, que obtuvo un gran éxito.
Al día siguiente se repitió la misma
función, con el mismo éxito y gran concurrencia de público. En su escenario
estrenaron los hermanos Álvarez Quintero su primera obra, “Esgrima y amor”. Por su escenario han pasado las mejores compañías
y repertorios. En los últimos años de la década de los 60 dio cobijo también a
producciones locales de teatro universitario, aquí por ejemplo debutó el TEU
con La cocina de los ángeles de
Albert Houston.
Entre 1896 y 1909 se reformó el
escenario, se ampliaron las sillas del anfiteatro, se redujeron los palcos y se
sustituyo el alumbrado de gas por el eléctrico llegando a ser el teatro más
elegante, cómodo y mejor dotado técnicamente de la capital. En la década de los
50 se reformó de nuevo para adaptarlo a sala de cine.
Tras el derribo en 1973 del teatro San
Fernando —hoy sede de C&A en la calle Tetuán—, el Cervantes es la sala más
antigua que se conserva en Sevilla. Desde la década de los cincuenta del siglo
XX, alternó cine y teatro hasta que en 1964 tiró la toalla y se dedicó
exclusivamente al cine. Es la única sala de cine de Sevilla con una sola
pantalla. Como ya hemos dicho tuvo un aforo de 2.500 espectadores y hoy es una
de las salas con mayor número de butacas.
El teatro, que conserva su planta de
herradura, ha perdido toda su decoración en las plantas y embocadura del
escenario. El edificio tiene una protección «C» en el PGOU, por lo que se
permiten obras interiores, añadidos y ampliaciones, pero siempre conservando
los valores fundamentales.
Los propietarios del antiguo Teatro
Cervantes, la familia Hernández, acudieron a los tribunales para exigir que el
Ayuntamiento devolviera a la sala la calificación de Centro Histórico que tenía
en 1987, calificación que permitía usos residenciales, oficinas, comerciales u
hoteleros. Los propietarios alegaron que el PGOU les abocaba a mantener el uso
de cine a pesar de la situación ruinosa de explotación de los cines comerciales
en los centros históricos de las ciudades.
La Sala de lo Contencioso Administrativo
del TSJA denegó la petición en 2008, pero los propietarios recurrieron ante al
Tribunal Supremo, que finalmente les dio la razón a finales de 2011.
En 2012 se presenta un proyecto por el
que el Cervantes de la calle Amor de Dios para convertirse en el teatro
independiente más rutilante de Sevilla. Una iniciativa que impulsan los
responsables de la Sala Cero, Ángel López y Elías Sevillano, para hacer
realidad un viejo sueño: que las producciones contemporáneas y comerciales de
gran formato hagan temporada en la capital andaluza, como ocurre en Madrid o
Barcelona. El proyecto, a cargo de Heliopausa, ya está listo y visado por el
Colegio de Arquitectos de Sevilla. Con la documentación en regla, es difícil no
dejarse seducir por la propuesta de este estudio multidisciplinar que ha
buscado un espacio de contrastes entre lo contemporáneo y lo patrimonial.
La idea de estos promotores sevillanos es
que el Teatro Cervantes vuelva a ser un teatro y que se convierta en sede
estable de espectáculos que hacen temporada en Madrid y Barcelona pero que
pasan de puntillas por nuestra ciudad. Estamos hablando de grandes
producciones, de musicales y obras de teatro que llenan salas durante semanas. Pero
este proyecto por las discrepancias entre los propietarios no llegó a
materializarse.
Tres sentencias del Tribunal Supremo
obligan al Ayuntamiento a modificar el PGOU para permitir que los cines y
teatros del centro histórico puedan tener usos residenciales, oficinas,
comerciales, hoteleros, salas de espectáculos... El Consejo de Gobierno del Ayuntamiento
de Sevilla ya ha aprobado la modificación urbanística que devolverá a los cines
y teatros del centro la calificación que tenía en 1987 y que perdieron en el
PGOU de 2006, cuando se convirtieron en Servicios de Interés Público y Social
(SIPS), sin posibilidad de tener otros usos que no fueran culturales.
El nuevo alcalde, Juan Espadas, ya mostró
la intención de proteger estos cines y teatros en el anterior mandato, como
líder de la oposición. Y ahora el gobierno socialista ha reiterado que está
estudiando declarar como "edificios singulares" los tres cines
Alameda, Avenida y Cervantes, para garantizar que los mismos conserven su
"uso cultural". El Ayuntamiento cambiaría la ficha patrimonial para
garantizar el uso cultural de los inmuebles y evitar su transformación en
pisos, hoteles o comercios. Los dueños no han solicitado obrar aún.
En el caso del cine Cervantes, el menos
rentable, la solución podría ser otra al tratarse de un inmueble de otro valor.
Es el único de los grandes teatros erigidos en Sevilla en el siglo XIX que no
sólo sobrevive, sino que conserva su función inicial sin grandes cambios. Éstas
son las razones arquitectónicas para conservarlo, pero hay otras: es el espacio
escénico más antiguo que se conserva y es un referente sentimental para muchas
generaciones de sevillanos. La sintonía que existe ahora entre el gobierno
local y la Junta de Andalucía da esperanzas al sector cultural para que esta
declaración se produzca.
Según el Diario de Sevilla, el nuevo equipo de Cultura ya ha barajado que el
Cervantes sea sede del Festival de Cine de Sevilla y que sirva también como
espacio fijo para los fondos de la Filmoteca de Andalucía.
Esperemos a ver que sucede al final con
tan emblemático recinto referente sentimental, como se ha dicho, de muchas
generaciones de sevillanos y de la cultura escenográfica de nuestra ciudad.