Aunque pueda parecer sorprendente el
primer barco de vapor de España se construyó en Triana con tecnología sevillana,
y navegó por el Guadalquivir. “Los primeros vapores por ser de río fueron
barcos o barcos de vapor y mas tarde al hacerse grandes y navegar por la mar,
la voz barco se hizo sinónima de buque, aunque solo fuera empleada en sentido
familiar” . Así lo explica José Cervera Pery en su libro La Marina Mercante Española.
Historia y Circunstancia
El REAL FERNANDO, cuyo apodo de BETIS fue
más popular que su nombre, fue construido en el astillero de los Remedios
(Triana) por encargo de la Real Compañía de Navegación del Guadalquivir, y efectuó
su viaje de pruebas el 8 de Julio de 1.817, en una travesía de Sevilla a Cádiz.
En la Gaceta de Madrid, edición
de 22 de Julio de 1.817, existe un relato de este viaje. En el Libro de Información para el Pasajero: Año
de 1.923, de la Compañía Trasatlántica, existe un resumen del mismo
articulo, dentro de un larguísimo y muy interesante articulo titulado “Bosquejo
Histórico de la Marina Española”, escrito por F. Condeminas Mascaró.
En este artículo y en referencia al
citado buque leemos: …”De dicho barco de vapor se conserva una descripción del
Doctor M.M. del Mármol, catedrático en aquel entonces de la Universidad de
Sevilla, que, por lo interesante, transcribiremos. No es este barco -dice- de
la estructura de los demás. Es más chato, o dígase, si se quiere, de menos
quilla. Fue oportuno fabricarlo así a causa de los bajos del río, por esto
tienen semejante construcción las urcas holandesas, que se han de introducir
con sus cargamentos por este rió y otros semejantes. Esto fue lo que obligo a
hacer chatos los primeros que se fabricaron en el Clyde. Se noto allí que no
prosperaron por esta causa tanto como se quisiera.
Mas en el REAL FERNANDO o BETIS (que así
se llama el que describo) se ve que puede navegar tan ligero como otros de
Inglaterra menos chatos que el, como dijimos en su lugar. Tal es el arte con
que se ha formado. Ni aun para obedecer al timón y virar con prontitud siente
incomodidad. Así se vio con admiración en los primeros movimientos que hizo a
vista de Sevilla, contra la esperanza y calculo de algunos prácticos, a quienes
oí y vi observar este espectáculo.
Sobre sus costados se levantan las
paredes de las dos cámaras de proa y popa y parte del departamento en que esta
la maquina, colocada entre ambas. Estas paredes se cierran de modo que en el
techo, que descansa sobre ellas, haya la firmeza y capacidad necesarias para
sufrir el peso de los equipajes y pasajeros. Mas quedan libres los dos que
llamaremos alcázares de proa y popa. Casi en el medio se levanta un cañón de
moderada altura, por donde tiene salida el humo de la hoguera y en el puede
ponerse, caso que acomode, una vela, que, con el foque, que admite en el sitio
correspondiente, ayuda en sus casos los esfuerzos de la maquina; y,
efectivamente, en uno de los viajes vi puestas ambas a la salida de Sanlucar.
Alrededor de la borda esta la galería, que avanza afuera, con su
correspondiente barandaje y casi en el medio se interrumpe con las cajas de las
paletas, que forman semicírculo sobre el agua. Contra estas dos cajas se ven
como dos rinconeras, y son lo que en los barcos se llaman jardines, destinados
para necesidades forzosas del pasajero.
A trechos hay escaleras para subir a la
cubierta de las cámaras, y ventanas para sus luces y las del interior, en que
se coloca la maquina.
Tiene el barco de popa a proa sobre
veintiocho varas de largo. Su ancho medio es como de ocho varas y cuarta. Nueve
palmos hay en su alto hasta la borda, cuatro de ellos bajo el agua y cinco
sobre su nivel.
Bien se ve que estas galerías no son las
mas a propósito para que navegue el barco por los mares, para que no se ha
destinado. Si la obra muerta de un buque sufre con el oleaje, y aun es, a
veces, llevada por el, mucho mas sufrirían estas galerías de que hablo. Por lo
menos les incomodarían mucho las olas.
El alcázar de popa es de tres varas menos
tercia, cumplidas de largo. El de proa solo de dos y tercia. La cámara de popa
es de seis varas y dos tercias de largo y cuatro de ancho y su altura es de
modo que el hombre de mayor estatura, puesto el sombrero, pueda andar por ella
sin inclinarse. Tiene cuarenta asientos: los veintiséis contra las paredes, y
en medio catorce, que son los taburetes, espalda con espalda. Todos tienen
cojín en su espaldar y su plano y una taca bajo este, cuya llave se entrega a la
entrada del pasajero. Sobre el asiento hay una percha dorada para colocar el
sombrero, fraque etc. Negros son los cojines, y pintada de color perla toda la
cámara. En su fachada se ve un gran espejo, y a su lado las dos puertas en dos
camarotes, que puede cerrar o abrir según le acomode al pasajero.
Según la Cronica Cientifica y
Literaria, en su edición de 20 de junio de 1817, en su página 4, la botadura
fue de la siguiente manera: …”Sevilla 31 de Mayo. El barco de vapor se botó
ayer á las seis de la tarde al agua con toda pompa y solemnidad, habiendo
precedido por la mañana el bendecirlo y bautizarlo por el dignidad tesorero de
esta Santa Iglesia Don Juan de Pradas, uno de los directores de la compañía. Se
le puso por nombre REAL FERNANDO., alias, el BETIS: hará su primer viage á
Cádiz probablemente el 20 del entrante con cuantas comodidades son imaginables,
y hasta un fondero con particular contrata para comodidad de los pasageros: se
establecerán precios de tarifa para que nadie ignore lo que ha de gastar.
Otra referencia al innovador medio de
transporte la hacia el Diario Mercantil de Cádiz, Número
313, edición de 10 de julio de 1817, que citaba: …”Cádiz, 9.- El barco de vapor
EL REAL FERNANDO, (a) EL BETIS, ha estado expuesto todo este día a la curiosidad
de un numeroso concurso que de esta Plaza se ha trasladado a su bordo.
Habiendo salido de Sevilla en la
madrugada del día 8, no ha podido menos de invertir diez y siete horas en su
viaje, no tanto por la contramarea y detención que en Sanlucar ha sufrido,
cuanto por habérsele cercenada mucha parte de su salida con la idea de hacer
las experiencias y observaciones que son necesarias.
Fuente: Vidamaritima.com
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