He aquí la historia de Daóiz y Velarde,
los leones del Congreso fundidos en la Fábrica de Artillería de Sevilla
Con la llegada al poder del partido
progresista, en 1843, se proyecta la construcción de un edificio nuevo como
sede de las Cortes, ubicado sobre el solar que ocupaba el Convento del Espíritu
Santo, primera sede de las Cortes. Para ello se escogió el proyecto
neoclasicista del arquitecto valenciano Narciso Pascual Colomer. Las obras se
iniciaron el 10 de octubre de 1843 y fue inaugurado 7 años después por la reina
Isabel II, el 31 de octubre de 1850.
El proyecto dispuso un pórtico
protegiendo las grandes puertas de bronce y una monumental escalinata de
entrada, flanqueada a los lados por dos podios. Sobre ellos se colocaron
inicialmente dos farolas artísticas, que tuvieron una escasa existencia y
pronto fueron retiradas de esta ubicación. Para sustituirlas se optó por la
ejecución de una obra escultórica que conjugara la calidad artística con una
fuerte carga simbólica en consonancia con el significado del edificio. Para
ello se encargaron al escultor aragonés Ponciano Ponzano (1813-1877) –quien ya
había esculpido el frontón de la fachada- dos estatuas que representaran a dos
leones, uno para cada pedestal. El león era el animal que tradicionalmente
había representado a la nación española.
En sus bocetos, Ponzano ideó la figura de
dos poderosos leones sedentes con una de sus patas apoyadas sobre un orbe. La
mala situación económica no permitía su ejecución en materiales nobles, por lo
que el artista tuvo que utilizar yeso pintado imitando al bronce. La poca
calidad de este material provocó que al año de estar a la intemperie los leones
presentaran gran deterioro, decidiéndosesu sustitución por otros de un material
más idóneo. Tras desecharse los labrados en piedra por el escultor José
Bellver, a causa de su pequeño tamaño, se adoptó finalmente la decisión del
vaciado en bronce de los originales de Ponzano.
La participación de la fundición
sevillana comenzó en marzo de 1864, cuando se recibió una comunicación del
Director General de Artillería anunciandola idea de fundir los leones con el
bronce de los cañones capturados por el General Leopoldo O´donnell a las tropas
rifeñas-marroquíes en la batalla de Wad-Ras, en la Guerra de Marruecos de
1859-1860. Con ello se salvaba el problema económico que suponíael alto coste
de este metal. Este origen quedó inmortalizado en las propias esculturas, pues
en su base quedó grabada la inscripción “FUNDIDOS CON CAÑONES TOMADOS AL
ENEMIGO EN LA GUERRA DE ÁFRICA”.
En noviembre de 1864 llegaron a Sevilla
desde Madrid los moldes de yeso de las dos esculturas, embalados en 10 cajones.
El embalaje no cumplió satisfactoriamente su función protectora, ya que uno de
los leones llegó a Sevilla “destrozado”. El coste del transporte fue de 8.250
reales, y el peso de los moldes era de 1.012 y 6.294 kilogramos,
respectivamente.
El 17 de diciembre de 1864 se trasladó a
Sevilla el personal de la Fábrica de Trubia que, junto con los operarios de la
de Sevilla, iban a fundir los leones. La dirección de la obra estuvo en manos
de Prudencio Suárez, de la Fábrica de Trubia, y de Manuel Pantión, de la
Fábrica de Sevilla.
Por fin, con todos los trabajos
preparatorios terminados, se fundió el primer león el 24 de mayo de 1865,
mientras que su hermano fue fundido el 22 de julio de ese mismo año. El molde
del primer león constaba de 2276 piezas, repartidas a razón de: 26 piezas los
ojos, 34 las orejas, 91 la boca y 2121 el resto del cuerpo. Sabemos que la
composición del bronce utilizado era de un 88% de cobre, 10% de estaño, 1,5% de
plomo y 0,5% de cinc. El peso de los leones presentaba diferencias: uno pesaba
2668,537 kilogramos, mientras que el otro pesó 2219,445 kilogramos. Sus
dimensiones eran muy similares, contando con una altura de 2,10 metros, una
longitud máxima de 2,20 metros y una anchura en el pecho de 0,8 metros.
Fundidos los leones, y conforme al diseño
original, se trajo al maestro francés Jacinto Bergaret para el cincelado de las
esculturas, quien llegó a Sevilla en enero de 1866. Empleó en estos trabajos 75
meses, con un sueldo mensual de 375 pesetas. Una vez concluidos, los leones
abandonaron Sevilla por vía férrea camino de Madrid el 26 de marzo de 1872,
haciendo el trayecto inverso al recorrido por sus antecesores de yeso. Éstos,
que sirvieron de modelo, permanecieron en el vestíbulo de entrada de la Fábrica
de Artillería de Sevilla hasta el año 2009, en que fueron trasladados a su
ubicación actual en la Capitanía Militar de Sevilla, sita en la Plaza de
España.
Finalmente, los leones se instalarían en
su ubicación actual el 26 de mayo de 1872, guardando la puerta principal de la
representación de la soberanía nacional del pueblo español.
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