domingo, 10 de agosto de 2014

Sevilla acomodaticia



Dos prestigiosos historiadores sevillanos, Cuenca Toribio y Moreno Alonso salen a la palestra para, desde diferentes puntos de vista, achacar a la ciudad su carácter acomodaticio.

Manuel Cuenca Toribio (Sevilla 1939), ingreso días atrás el la Academia Andaluza de la Historia, en su sede del Ateneo con un discurso titulado «Sevilla como paragidma de decadencia». En el, este catedrático emérito de Historia de España y Universal Contemporánea de la Universidad de Córdoba se pronunció sobre una ciudad que ha perdido muchas oportunidades a lo largo de los siglos para tener un estatus muy distinto al que posee en la actualidad.
El Profesor
Según Cuenca Toribio, Sevilla «vive una decadencia que comenzó ya en el siglo XVI y que ha llegado hasta la actualidad, aunque eso no quita por su puesto para que haya habido algunos momentos esplendorosos porque no se puede generalizar». Mientras que Ortega y Gasset afirmaba que la historia de España es una larga decadencia, Cuenca Toribio asegura que «eso yo se lo aplico a Sevilla», y apunta que el problema principal que se ha producido en la ciudad hispalense es que «a lo largo de todos estos siglos se han perdido grandes oportunidades y Sevilla no se ha convertido en la gran metrópoli del sur a la que estaba destinada».
Esta circunstancia se debe, en opinión del historiador, a la «falta de tensión histórica, de capacidad creadora de las minorías dirigentes, que no convirtieron a la ciudad en dicha metrópoli». Y lamenta, aquí coincide con Moreno Alonso, que Sevilla no haya aprovechado los procesos de modernización o nuestro papel decisivo en la Guerra de la Independencia. «Cuando se instauró la Junta Central, Sevilla fue durante un tiempo la capital de España entre diciembre del año 1808 y diciembre de 1810.
También con el proceso de la desamortización de Mendizábal se perdió otra gran oportunidad. «Nuestra burguesía sevillana tuvo una escasa capacidad creadora. Nunca tuvo el protagonismo necesario para dejar huella en el peso histórico. En Cataluña, sin embargo, la burguesía sí tuvo ese peso y aprovecharon todas las oportunidades para dar un paso al frente. Por eso la España contemporánea es en gran medida obra de los catalanes, mientras que la España moderna no se comprende sin Andalucía. El siglo XVI fue obra de los andaluces y sobre todo de los sevillanos».
Durante el siglo XX se puede hablar de una «larga historia de la frustración en Sevilla», afirma el experto en historia de España y mundial contemporánea, «siendo sólo este proceso interrumpido durante el periodo de Felipe González, «que le dio un esplendor efímero a la ciudad». E insiste, mientras que los catalanes «aprovecharon su Exposición Internacional del 29 para construir Barcelona como la gran metrópoli del Mediterráneo que es actualmente, Sevilla no aprovechó la Exposición Iberoamericana de 1929, ya que el Ayuntamiento se dividió, así como todas las fuerzas políticas de la ciudad». Un caso paradigmático de esto es el de Manuel Jiménez Fernández, que fue un ejemplo de político sevillano frustrado. «Él fue ministro de agricultura con Gil Robles y la CEDA, era de derechas y  se dio a conocer como un joven concejal del Ayuntamiento luchando contra las corrupciones. En Cataluña la exposición del 29 cohesionó a la sociedad, pero aquí en Sevilla la derecha reaccionaria consideraba a Jiménez Fernández como un bolchevique».

Manuel Moreno Alonso (Sevilla 1951) profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, y miembro de la International Napoleonic Society. Dedicado al estudio de la crisis de conciencia de finales del Antiguo Régimen y comienzos del Nuevo, ha desarrollado una amplia actividad investigadora sobre la época napoleónica y sobre la Guerra de la Independencia española. En entrevista de Ángel Pérez Guerra en ABC con motivo de la publicaión de su ultimo trabajo, «Divina libertad. La aventura liberal de don José María Blanco White, 1808-1824». Afirma lo siguiente:
Por su parte
“-Blanco decía que Sevilla era la ciudad más fanática de España. Y lo decía a principios del siglo XIX, con el imperialismo napoleónico. Y lo sigue siendo en la actualidad. Sevilla es una ciudad fanática. A pesar de que aquí se inventa el liberalismo, que después surge en Cádiz. En circunstancias extraordinarias, de 1808 a 1810, con la junta central, aquí se toman las decisiones de la junta patriótica, y una de las decisiones principales es cambiar el régimen antiguo. La hoja de ruta de la España liberal se hizo en los cafés y las tertulias de la calle Génova, en los alrededores de la Catedral y la plaza de Armas”. Aquí surge, pues, el liberalismo, en una ciudad muy reaccionaria, muy fanática.”
“Sevilla se dejó arrebatar el protagonismo liberal por Cádiz por que el liberalismo tuvo corta vida, no interesaba hablar de las glorias liberales de Sevilla. Se estaba en territorio de infieles. Los sevillanos, un poco cínicamente, le dejaron el protagonismo a los gaditanos. Pasó mucho tiempo y el asunto se olvidó, porque en Sevilla la memoria histórica de las cosas que no gustan es corta. Y luego ocurre que Sevilla es una ciudad muy acostumbrada a situaciones acomodaticias. Cuando la tortilla cambia la gente se acomoda perfectamente a esos cambios.”
“El liberalismo le tocó a Sevilla sin quererlo Sevilla. No obstante, hay sevillanos que aportan cosas muy importantes. De ahí mi obsesión por Blanco, que ha sido considerado solamente como poeta, y de segunda fila, al que nunca se ha dado relieve. Yo creo que desde el Siglo de Oro es un personaje sevillano con una trayectoria intelectual incomparable. Blanco en el Semanario Patriótico, en sus vinculaciones de los personajes que se mueven en torno a la Junta, es el inventor e iniciador del liberalismo.”
“-Sevilla es una ciudad acomodaticia absolutamente. Hasta el día de hoy y desde el principio. El título de Sevilla de ciudad invicta... Sevilla ha sido siempre vencida, y además sin derramamiento de sangre, prácticamente. Y esto desde los romanos, quizás con algunas excepciones (parece que el sitio de Sevilla en la época de Fernando III fue un poco más serio, quizá porque ahí se luchaba contra moros. La ciudad siempre se ha acomodado perfectamente, y gracias a esa acomodación existe Sevilla. Gracias a que se hizo colaboracionista de los franceses, Sevilla está aquí. Con el ejército francés dispuesto a bombardear Sevilla, como había ocurrido con los sitios de Gerona y de Zaragoza, era la ciudad mejor pertrechada de España, porque era la capital política de España y estaba amurallada, los cañones defendían la ciudad. Cómo sería si así y todo cuando Sevilla cae en manos de los franceses el 1 de febrero de 1810 sin pegar un tiro. La gente dejó las armas y huyó. Napoleón dijo «Hemos conseguido un formidable botín y pertrechos militares con la caída de Sevilla». Eso está en sus despachos. Gracias a esa actitud de colaboracionismo, acomodaticia, la ciudad se salvó. Eso es una dimensión que hay que valorar positivamente, y que por la permanencia de una Historia patriótica nunca se vio, se ocultó. No interesaba, pero podemos decir que gracias a eso la ciudad existe como existe Viena u otras ciudades que no fueron destruidas por los asaltantes.”
Hasta aquí dos visiones de nuestra ciudad de dos destacados historiadores sevillanos, que ponen el dedo en la llaga de las causas de nuestra frustración histórica. Sin duda dos grandes aportaciones para comprender mejor nuestro pasado y entender mejor nuestro presente.

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