miércoles, 9 de septiembre de 2015

Teatro Cervantes


Recreación de la fachada del Teatro Cervantes para el proyecto de Heliopausa

 El Teatro Cervantes es el espacio escénico más antiguo que se conserva y es un referente sentimental para muchas generaciones de sevillanos.

El sábado 18 de octubre de 1.873 tenía lugar la inauguración del Teatro Cervantes. Este Teatro, que aún subsiste como sala cinematográfica, su estilo decorativo es propio del Segundo Imperio, tiene planta en herradura y tres pisos volados sin soportes, un alarde técnico para aquella época. Su planta, de semicírculo, se debe al arquitecto Juan Talavera de la Vega. Su aforo era de 2.500 espectadores.

El día de su estreno presentaba un aspecto brillante, totalmente abarrotado de público, ya que todas las localidades se habían agotado unos días antes. Se representó la comedia de Lope de Vega “La dama boba”, que obtuvo un gran éxito.

Al día siguiente se repitió la misma función, con el mismo éxito y gran concurrencia de público. En su escenario estrenaron los hermanos Álvarez Quintero su primera obra, “Esgrima y amor”. Por su escenario han pasado las mejores compañías y repertorios. En los últimos años de la década de los 60 dio cobijo también a producciones locales de teatro universitario, aquí por ejemplo debutó el TEU con La cocina de los ángeles de Albert Houston.

Entre 1896 y 1909 se reformó el escenario, se ampliaron las sillas del anfiteatro, se redujeron los palcos y se sustituyo el alumbrado de gas por el eléctrico llegando a ser el teatro más elegante, cómodo y mejor dotado técnicamente de la capital. En la década de los 50 se reformó de nuevo para adaptarlo a sala de cine.

Tras el derribo en 1973 del teatro San Fernando —hoy sede de C&A en la calle Tetuán—, el Cervantes es la sala más antigua que se conserva en Sevilla. Desde la década de los cincuenta del siglo XX, alternó cine y teatro hasta que en 1964 tiró la toalla y se dedicó exclusivamente al cine. Es la única sala de cine de Sevilla con una sola pantalla. Como ya hemos dicho tuvo un aforo de 2.500 espectadores y hoy es una de las salas con mayor número de butacas.

El teatro, que conserva su planta de herradura, ha perdido toda su decoración en las plantas y embocadura del escenario. El edificio tiene una protección «C» en el PGOU, por lo que se permiten obras interiores, añadidos y ampliaciones, pero siempre conservando los valores fundamentales.

Los propietarios del antiguo Teatro Cervantes, la familia Hernández, acudieron a los tribunales para exigir que el Ayuntamiento devolviera a la sala la calificación de Centro Histórico que tenía en 1987, calificación que permitía usos residenciales, oficinas, comerciales u hoteleros. Los propietarios alegaron que el PGOU les abocaba a mantener el uso de cine a pesar de la situación ruinosa de explotación de los cines comerciales en los centros históricos de las ciudades.

La Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA denegó la petición en 2008, pero los propietarios recurrieron ante al Tribunal Supremo, que finalmente les dio la razón a finales de 2011.

En 2012 se presenta un proyecto por el que el Cervantes de la calle Amor de Dios para convertirse en el teatro independiente más rutilante de Sevilla. Una iniciativa que impulsan los responsables de la Sala Cero, Ángel López y Elías Sevillano, para hacer realidad un viejo sueño: que las producciones contemporáneas y comerciales de gran formato hagan temporada en la capital andaluza, como ocurre en Madrid o Barcelona. El proyecto, a cargo de Heliopausa, ya está listo y visado por el Colegio de Arquitectos de Sevilla. Con la documentación en regla, es difícil no dejarse seducir por la propuesta de este estudio multidisciplinar que ha buscado un espacio de contrastes entre lo contemporáneo y lo patrimonial.

La idea de estos promotores sevillanos es que el Teatro Cervantes vuelva a ser un teatro y que se convierta en sede estable de espectáculos que hacen temporada en Madrid y Barcelona pero que pasan de puntillas por nuestra ciudad. Estamos hablando de grandes producciones, de musicales y obras de teatro que llenan salas durante semanas. Pero este proyecto por las discrepancias entre los propietarios no llegó a materializarse.

Tres sentencias del Tribunal Supremo obligan al Ayuntamiento a modificar el PGOU para permitir que los cines y teatros del centro histórico puedan tener usos residenciales, oficinas, comerciales, hoteleros, salas de espectáculos... El Consejo de Gobierno del Ayuntamiento de Sevilla ya ha aprobado la modificación urbanística que devolverá a los cines y teatros del centro la calificación que tenía en 1987 y que perdieron en el PGOU de 2006, cuando se convirtieron en Servicios de Interés Público y Social (SIPS), sin posibilidad de tener otros usos que no fueran culturales.

El nuevo alcalde, Juan Espadas, ya mostró la intención de proteger estos cines y teatros en el anterior mandato, como líder de la oposición. Y ahora el gobierno socialista ha reiterado que está estudiando declarar como "edificios singulares" los tres cines Alameda, Avenida y Cervantes, para garantizar que los mismos conserven su "uso cultural". El Ayuntamiento cambiaría la ficha patrimonial para garantizar el uso cultural de los inmuebles y evitar su transformación en pisos, hoteles o comercios. Los dueños no han solicitado obrar aún.

En el caso del cine Cervantes, el menos rentable, la solución podría ser otra al tratarse de un inmueble de otro valor. Es el único de los grandes teatros erigidos en Sevilla en el siglo XIX que no sólo sobrevive, sino que conserva su función inicial sin grandes cambios. Éstas son las razones arquitectónicas para conservarlo, pero hay otras: es el espacio escénico más antiguo que se conserva y es un referente sentimental para muchas generaciones de sevillanos. La sintonía que existe ahora entre el gobierno local y la Junta de Andalucía da esperanzas al sector cultural para que esta declaración se produzca.

Según el Diario de Sevilla, el nuevo equipo de Cultura ya ha barajado que el Cervantes sea sede del Festival de Cine de Sevilla y que sirva también como espacio fijo para los fondos de la Filmoteca de Andalucía.

Esperemos a ver que sucede al final con tan emblemático recinto referente sentimental, como se ha dicho, de muchas generaciones de sevillanos y de la cultura escenográfica de nuestra ciudad.

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