sábado, 7 de marzo de 2015

El Hotel Madrid



Todavía viven muchos sevillanos que recuerdan lo que fue la plaza de la Magdalena hasta mediado los años sesenta del pasado siglo XX, con edificios emblemáticos como el Hotel Madrid, el Hotel París, las casas solariegas del marqués de Aracena y Robledo, y otras datadas en los siglos XVIII y XIX, que fueron derribadas durante la “edad de oro” de la piqueta.

El Hotel Madrid había permanecido abierto durante más de un siglo, primero con el nombre de Fonda de Madrid, al estilo de la época. Era el hotel decano de Sevilla, título que cedió al Hotel Inglaterra, que sigue abierto, remozado, y ejerciendo de decano con evidente vocación hotelera y ciudadana en la plaza Nueva desde el año 1857. El Hotel Madrid fue lugar de tertulias burguesas y aristócratas, de bailes los sábados, domingos y festivos; de encuentros antes de ir al cine y al teatro, o a los toros... Después de las corridas se organizaban tertulias taurinas. 

También el Hotel Madrid acogía a algunos equipos de fútbol que venían a nuestra ciudad a jugar contra el Sevilla y el Betis, o bien la selección nacional que se enfrentaba a equipos extranjeros.
Tenía el hotel una enorme riqueza en lienzos de azulejos de las primeras décadas del siglo XIX, forjas preciosas, maderas nobles, suelos de mármol, yeserías. Su cierre no fue motivado por ruina del negocio ni del edificio, sino por la especulación inmobiliaria, pues incluso tuvo que permanecer abierto tres meses más de lo previsto para poder atender los compromisos contraídos con la clientela habitual. El edificio se vendió en unos 250 millones de la época, y fue derribado para construir la segunda sede de Galerías Preciados. La primera también estaba en la plaza de la Magdalena, en la manzana que ocupaba el Hotel París haciendo esquina con la calle O’Donnell. La primera sede de Galerías Preciado se inauguró el día uno de octubre de 1959. Ahora, las dos sedes de Galerías pertenecen a El Corte Inglés.

En 1900 y en los Juegos Florales del Ateneo, el turismo fue estudiado como factor positivo para la economía sevillana. Una referencia insólita cuando se conoce que los visitantes extranjeros fueron considerados excéntricos y hasta los chiquillos les perseguían a pedradas cuando asomaban por las esquinas de los barrios. Vicente Narbona expuso su plan de mejoras para convertir Sevilla en "ciudad de invierno", y entre las recomendaciones que hizo, dijo textualmente: "...respecto al libertinaje, vicio que tiene su origen en la falta de cultura y civilización del pueblo, únicamente se corrige con la obligatoria asistencia de los niños a las escuelas (...) Es necesario evitar que en la vía pública se presencien escándalos que ofendan a la ilustración de las gentes, tales como la embriaguez callejera, y el desagradable aspecto del sinnúmero de pilluelos y desarrapados que pueblan las calles más céntricas y, sobre todo, hay que evitar a todo trance la burla a los extranjeros y a los ancianos, y el espectáculo poco edificante de las pedreas con que les reciben en los barrios".

La ciudad que recibía al visitante, llámese touriste o inglés, que eran los nombres utilizados, tenía varias perspectivas y casi todas ellas encajaban en el tópico surgido de juicios hechos con ligereza, superficialidad y, a veces, con ignorancia de las más elementales realidades sevillanas, no sólo las que permanecían más o menos soterradas, que eran graves, sino incluso en las que estaban a simple vista, pues era lamentable el estado de abandono en que se encontraban a principios de siglo las vías públicas, los jardines, los paseos y hasta los monumentos más representativos. 

Para atender a los visitantes, la ciudad contaba en 1900 con doce fondas, que eran las más lujosas y entre las que se encontraba la Fonda de Madrid, el más antiguo establecimiento de su clase, con doscientas habitaciones y sala de baños, frecuentado por los personajes de mayor rango.

Comedor  del Hotel Madrid
Las dos imágenes recuperan la memoria gráfica del comedor principal del Hotel Madrid, una joya de azulejería del siglo XVIII, maderas nobles y yeserías. El comedor se cubría con un precioso alfarje, se comunicaba con el patio principal y sus galerías a través de tres arcos con alfices, y varias ventanas también daban luz natural al espacio. El Hotel Madrid estuvo abierto hasta el día 1 de noviembre de 1967 y el edificio fue demolido pocos años después para construir la segunda sede de Galerías Preciados (1971), complemento de la primera establecida también en la plaza de la Magdalena, esquina a la calle O’Donnell, desde el primero de octubre de 1959. El Hotel Madrid era el decano del sector y estaba ubicado desde mediado el siglo XIX en la antigua casa palacio de los condes de Gelves. Tenía cinco patios y amplios lienzos de azulejos, artesonados y alfarjes, maderas nobles, cristaleras y escaleras de mármol.

Las escaleras del Hotel Madrid
El Hotel Madrid tenía varias escaleras que comunicaban las plantas baja y principal, todas ellas vertebradas con las galerías, vestíbulos y patios. Vemos en las imágenes las escaleras que daban al patio principal y al vestíbulo de la calle San Pablo.


Las galerías del Hotel Madrid
Toda la amplísima planta baja estaba vertebrada por galerías que unían entre sí los cinco grandes patios, espacios abiertos, luminosos, que daban al hotel una personalidad única en el sector hotelero. El Hotel Madrid tenía varios patios espléndidos, y uno de ellos, cubierto de cristales, se podía utilizar durante todo el año. Puede decirse que hasta la fundación del Hotel Alfonso XIII, en 1928, el Hotel Madrid era la máxima referencia hotelera y social, un establecimiento de prestigio nacional e internacional.

La publicidad del Hotel Madrid
El anuncio que reproducimos está fechado en los años treinta de la pasada centuria y su texto refleja el estilo hiperbólico propio de la época. Es una muestra de la sociología ciudadana del primer tercio del pasado siglo XX. Desde mediado los años cuarenta, el Hotel Madrid había modificado parte de su fachada con vistas a las calles San Pablo y Méndez Núñez, para acomodar un local comercial, que desde el principio fue ocupado por el concesionario de la Casa Philips, dedicada a todo tipo de aparatos electrodomésticos y de sonido.



El Hotel Madrid ocupaba toda una manzana entre las calles San Pablo, Méndez Núñez, Moratín y Ciriaco Pacheco. Un caso único e irrepetible en el casco antiguo. La reconversión del enorme edificio hotelero en un complejo de pisos de lujo,  locales comerciales de grandes superficies, aparcamientos y servicios en pleno centro de la ciudad supuso una operación financiera sin precedentes. Para afrontar el negocio se formó una empresa mobiliaria liderada por empresarios sevillanos poderosos apoyados por empresarios forasteros. En noviembre de 1967 el Hotel Madrid cerró sus puertas y en 1971 era en gran parte sede de la segunda tienda de Galerías Preciados, además de un  complejo de pisos y tiendas. El solar había  costado unos 250 millones de pesetas de entonces. Las plusvalías del nuevo complejo urbano fueron muy rentables.

La destrucción del Hotel Madrid no estuvo justificada. El magnífico edificio pudo ser reutilizado por cualquier Administración Pública, conservando sus espléndidas riquezas patrimoniales. O por alguna Corporación o entidad privada.  Las imágenes que estamos incluyendo en este serial demuestran la belleza de la azulejería, de los mármoles, de la yesería, de las maderas nobles y del mobiliario. El Hotel Madrid era un lujo para Sevilla. Como lo eran los edificios decimonónicos de la acera Este, donde estuvo el Hotel París-Roma; o la acera Oeste, con la casa solariega de Conde Luque, luego del marqués de Aracena; más la casa solariega de la familia Robledo y la casa del siglo XVIII de la acera Norte.

Trabajo del maestro Nicolás Salas de su libro Sevilla desaparecida. Guadalturia 2008

2 comentarios :

  1. No hago mas que pensar en la foto con el escaparate y no conincide con el recuerdo que tengo de el

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  2. https://citricamultimedia.com/que-fue-la-revolucion-inglesa/
    Viene dada del hecho de que el Rey Carlos I quería trabajar en pro de imponer de nuevo la religión católica, al mismo tiempo en el que quería hacer que su gobierno fuese absolutista y esto era algo que no se podría permitir de ninguna manera.

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