miércoles, 1 de octubre de 2014

La Casa de la Contratación



Una vez designada Sevilla como puerto para las Flotas de Indias, el próspero comerciante genovés Francisco de Pinelo sugirió a los Reyes Católicos la creación, en la misma, de una casa similar a la que estaba funcionando en Lisboa. Se crea así La Casa de la Contratación que supuso la plataforma definitiva para convertir a Sevilla en  la ciudad más importante de la época, y hacer que ésta fuera, durante doscientos años, una pieza clave en la vertebración del mundo. Esta es su historia y las actividades que en ella se desarrollaban.

En 1503 se estableció por decreto real la Casa de Contratación de Indias en Sevilla, creada para fomentar y regular el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo. Su denominación oficial era Casa y Audiencia de Indias.

Su funcionamiento quedó regulado en las Ordenanzas expedidas en Alcalá de Henares en el momento de su creación. En principio se organizó como una agencia de la corona castellana, para realizar, por cuenta propia, y en régimen de monopolio, el comercio con las tierras recién descubiertas, pero la ampliación insospechada del escenario americano hizo imposible este proyecto, y la Casa de contratación se convirtió en el órgano destinado a inspeccionar y fiscalizar todo lo relativo al tráfico indiano.

Su reglamento fue modificado por las Ordenanzas expedidas en Monzón en 1510 que son más extensa y detalladas. Se especificaban las horas de trabajo; se habla de los libros de registro que hay que llevar; se regula la emigración; se trata de las relaciones con mercaderes y navegantes; se dispone lo relativo a los bienes de los muertos en Indias.

Su personal estaba compuesto, al principio, por un factor, a cuyo cargo estaba el aprovisionamiento y revisión de los buques y la compra y expedición de ciertas mercancías por cuenta de la Hacienda (armas y municiones, azogue para extraer la plata, etc). Un tesorero, que recibía todos los caudales procedentes de América, tanto de particulares como de la corona, y se hacía cargo de los bienes de las personas fallecidas allí, en tanto no eran entregados a sus herederos (los bienes de difuntos) y un contador-secretario, encargado de la contabilidad de cuantas operaciones realizaba la Casa.

También fue notable su labor en lo que respecta a las técnicas de navegación y a la ciencia náutica En 1508 se incluye dentro de la Casa de la Contratación al Piloto Mayor encargado de examinar a los pilotos que desean hacer la carrera, y de censurar las cartas e instrumentos necesarios para la navegación y el Padrón Real o mapa-modelo del Nuevo Mundo, hasta 1519 en que se crea el puesto de Cartógrafo. Piloto Mayor en 1508 fue Américo Vespucio, sucediéndole más tarde Juan de Solís y Sebastián Cabot. . Años después, en 1552, se crea la "Cátedra del Arte de la Navegación y la Cosmografía".

La Casa de la Contratación también tenía la facultad de administrar justicia en los pleitos relativos al comercio y la navegación, previo asesoramiento de un letrado. Su actividad en esta esfera provocó numerosos conflictos con otros organismos judiciales. Cuando se creó el Consulado de Sevilla (1542), tribunal mercantil, muchos pleitos sobre responsabilidad civil pasaron a él, pero lo criminal siguió bajo la jurisdicción de la Casa de contratación, con la función de cargos de fiscal (1546) y juez asesor (1553).

En 1583, se creó una sala de justicia dentro de la Casa de la contratación, con lo que la función judicial quedó totalmente separada de las tareas administrativas y fiscales. En 1596, la sala de justicia fue equiparada a una audiencia. La Casa de contratación desempeñó ciertas funciones de gobierno, como el reclutamiento de colonos para poblar las nueva tierras, el registro y la expedición de licencias para los que querían trasladarse allí, pero sobre todo fue órgano consultivo de los reyes para todo lo referente al comercio, a través del cual se cursaban órdenes acerca del tráfico mercantil indiano.

El cronista oficial de la Casa escribía además la historia de la América española y de su desarrollo tecnológico y científico. Como se ve a mediados del siglo la Casa del Océano –como gustaba llamarla Mártir de Anglería– era un organismo de enorme importancia,  bien reglamentado, con capilla y cárcel propia.

Además de los cargos ya apuntados a partir de 1557 la Casa contó con un presidente y fue aumentando el número de sus funcionarios, a medida que fue incrementándose también la importancia del tráfico americano. Los oficiales de contaduría, numerosos escribanos, hicieron de esta institución una de las más complejas de todas la existentes en la Sevilla de los Austrias.

Su primera sede fueron las Atarazanas de Sevilla, pero como era un lugar expuesto a las arriadas y dañino para las mercancías, pronto fue trasladada a las dependencias del Alcázar Real, donde quedó instalada en la sala denominada de los Almirantes, local "sano, y alegre", con buen patio y una puerta orientada hacia el río. Allí permaneció hasta que fue trasladada oficialmente a Cádiz en 1717.

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